De nuevo, el 5 de diciembre, celebramos el Día
Internacional del Voluntariado.
Con esta
jornada damos visibilidad a una tarea que ya realizan más de cinco millones de
personas en España. Una labor que se extiende por todos aquellos rincones donde
se hace necesario actuar ante la desigualdad.
Son múltiples las
causas y tareas que se pueden abordar desde el ámbito de la acción social. La
crisis ha seguido azotando este año con dureza a las personas más vulnerables. La
pobreza ha crecido, pero con ella también ha aumentado un voluntariado
comprometido y enérgico contra la injusticia.
Además de la
acción social hay muchos otros espacios por los que también nos hemos extendido
de forma contagiosa, como es la cultura, que hace más difusas las distancias
entre las personas. O el cuidado del medioambiente, porque con su protección
garantizamos la vida. La nuestra y la de otras generaciones que habitarán la
tierra que dejemos.
Sabemos que si
la tarea altruista ha aumentado es porque los problemas también lo han hecho. Existe
una ciudadanía activa y consciente que está dispuesta a implicarse en todas aquellas acciones que
contribuyan a mejorar la vida de quienes son vulnerables; están dispuestas a
intervenir en aquellos espacios donde las desigualdades se hacen patentes. Tienen
claro que, "Hacer voluntariado es querer cambiar el mundo y hacerlo".
Las personas
voluntarias han vencido la pereza, la tendencia a la apatía para transformar la
realidad con sus propias manos, con su propio tiempo, con su compromiso. Han
vencido, además, a otro gran enemigo: el miedo. Ese que nos lleva a permanecer
inmóviles, a no asumir riesgos, a contemplar con indolencia el dolor ajeno. Ellas
han apostado por el compromiso, la acción y encaminan sus pasos hacia una
sociedad más justa y humana.
El
voluntariado es la expresión más alta de participación ciudadana y merece
visibilidad, reconocimiento y valor, tanto por parte de la sociedad y las
instituciones oficiales como por las propias ONG, que deben propiciar la
participación de sus voluntarias y voluntarios creando canales adecuados de
comunicación que les permitan expresarse.
Este año,
desde la Plataforma del Voluntariado de España, queremos dar especial
visibilidad a las voluntarias, ya que -una vez más- son mayoritariamente
mujeres las que desempeñan la labor altruista en todo el Estado. Con su
esfuerzo conforman la esencia de un tejido solidario que en estos momentos sostiene
a millones de personas.
Pero aún hay
mucho por hacer. Por eso invitamos a toda la sociedad a sumarse a la acción
voluntaria. Pedimos la implicación de todas aquellas personas que no temen al
compromiso. Entre todas y todos podemos edificar unos cimientos sociales más
justos e inclusivos. El voluntariado actúa ante la desigualdad y la corrige. Identifica
situaciones que no pueden ser tolerables y las reforma. Acude allí donde se
hace visible la injusticia y la repara. Ese y no otro, es el verdadero papel del
voluntariado transformador por el que apostamos.
Sin embargo, impulsar una sociedad en la que todas las
personas disfruten de las mismas oportunidades es una labor que no podemos
afrontar en solitario.
Necesitamos el respaldo de las Instituciones. Pedimos su apoyo para crear
una auténtica cultura del voluntariado, que facilite su ejercicio, explore en los valores que lo inspiran así
como en la pluralidad de formas y ámbitos en los que se expresa. Es
imprescindible contar con los recursos de la Administración para sensibilizar a
la sociedad, comunicar los activos del voluntariado y formar a las personas que
lo ejercen.
Solicitamos, además, el apoyo institucional para llevar
los valores de la solidaridad a la Escuela, al Instituto, a la Universidad y
convertir los espacios de ejercicio del voluntariado en escenarios congruentes.
Verdaderamente accesibles a la ciudadanía, con independencia de qué aptitudes
tengan o cuantos conocimientos posean las personas voluntarias. Porque todas
son importantes; todas son necesarias.
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